lunes, 10 de septiembre de 2007

Bombazo y derrota

Cuando parecía que Boca se traía un punto desde Santa Fé, el Totono Grisales clavó un derechazo impresionante en el final y decidió el partido en favor de los sabaleros. Los xeneizes se despidieron de una racha de 4 victorias consecutivas y ahora comparten la punta con Independiente y Tigre.

Días antes del partido, ya se podía vislumbrar que la visita al Cementerio de los Elefantes, iba a ser una excursión muy complicada. Es que no es que Colón sobresalga por su juego, sino que las circunstancias dadas hacían posible una derrota xeneize.
Si bien, el momento en que el tanto rival fue marcado, y el hecho de que Astrada se haya convertido en una especie de "padre adoptivo" provocan una bronca interminable, lo más negativo de la jornada del Domingo es el bajón futbolístico del equipo.
Todo lo que se había construido en los 2 partidos anteriores, ante Independiente y Huracán, desapareció en los 90 minutos del encuentro contra Colón de Santa Fé.
Para colmo, sumado al desorden y a la falta de actitud de algunos jugadores, sobresalió una pobre lectura del partido por parte de Russo, quien con cambios inexplicables, terminó de sepultar las aspiraciones del equipo.

Por el lado de Boca, diez de los once xeneizes que habían derrotado a Huracán la semana pasada, se hacían visibles en el terreno de juego rojinegro. El único cambio, resaltaba en el debút de Gabriel Paletta como titular, en lugar del convocado por Paraguay, Morel Rodríguez.
Mientras en el lado local, lo único llamativo era la inclusión del chileno Quinteros en reemplazo de Claudio Enría.

Durante los primeros 15 minutos, la imprecisión y el desorden eran los que ganaban el partido. Colón era el que presionaba, y Boca era el que decidía lento y muchas veces sin ningún atributo de creación de juego. Recién pasado ese tiempo, llegó la primera situación del partido; fue para el local. Rivarola se encargó de un tiro libre desde la derecha y con un zurdazo atemorizó solamente la valla de Caranta, ya que el disparo se marchó alto.

Luego de esa chance, el partido se empezó a mover un poco. Boca se adelantó más y empezó a utilizar la velocidad de Dátolo y Palacio por los costados, para lastimar al fondo sabalero. De a poco lo fue logrando, aunque sin la precisión necesaria.
Primero, un desborde de Jesús Dátolo, provocó una oportunidad para Palermo que no pudo convertir con un taco inefectivo. Después, fue el turno de Palacio y del propio Jesús de sacudir a la defensa local. Rodrigo se escapó por la derecha y entregó un centro preciso para la entrada del volante ex Banfield, pero con el arco casi en libertad, el zurdo no pudo darle dirección a su cabezazo y lo terminó estrellando en el palo.

Sin embargo, los sabaleros no se quedaron dormidos y comenzaron a intentar dominar la pelota. Con la calidad y precisión de Grisales, más los movimientos de la dupla delantera Gandín y Quinteros, el mediocampo y los laterales boquenses empezaban a tener problemas. Boca ajustó su postura y se paró para contraatacar. La velocidad de Palacio se lo permitía, aunque su falta de acierto complicaba las intenciones.

Luego de que Urribarri, despejase una jugada de ataque del chileno Quinteros, Palacio tuvo una chance clara de gol, pero como viene siendo costumbre, definió mal ante la salida de Tombolini.
A pesar del avance xeneize, Colón era más en la cancha. Quinteros y Gandín complicaban y con dos ocasiones peligrosas estarían cerca de romper el cero del arco de Caranta.
En la primera, el trasandino definió desviado, pero en la segunda el Chipi Gandín sacó un gran derechazo, pero se encontró con una atajada espectacular del arquero auriazul.

La clara superioridad de Colón acompañaría los minutos finales del Primer Tiempo, y se acrecentaría en la segunda mitad.

Al comienzo, ya los sabaleros asediarían el arco de Caranta. Grisales envió un tiro de esquina al primer palo y Gandín apareció para puntear un balón que pasaría a centimetros de la valla visitante.
A Boca se le complicaban las cosas un poco más todavía, ya que Urribarri sería correctamente expulsado (por doble amarilla) a los 7 minutos por una obstrucción contra el mediocampista Romero. ¿Que hacía Russo? Metía a Cahais por Dátolo para rearmar la línea de 4 pero sustituía a uno de los más dinámicos del equipo.

Los rojinegros no monopolizaban el partido, pero de a poco hacían sentir la diferencia del hombre de más que poseían. Quinteros con un cabezazo en el palo y Grisales en una escapada en velocidad pero con un remate alto, harían estremecer a una zaga xeneize que por momentos se veía descuidada por el mediocampo.
Boca era puro corazón de Banega y ráfagas de Palacio. Los demás parecían ajenos y en el caso especial de Palermo, se hacía evidente de que no era el partido en el que el 9 podía mostrar sus únicas cualidades. Las decisiones desde el banco no se harían ver y luego de la expulsión de Garcé -generada por Palacio- se harían totalmente cuestionables.

El partido volvía a ser de 10 contra 10 y Russo en lugar de reforzar al mediocampo que solo resistía por el valor de Banega, sustituía al único delantero, que a pesar de estar en bajo nivel, podía desequilibrar. Boselli por Palacio y a jugar con 2 delanteros de área, sin tener volantes externos. Lo ofensivo de Boca fue decayendo poco a poco, mientras que el local, a pesar de tener la pelota, veía dificil abrir el marcador en su favor.
Faltando 4 minutos, Miguel Russo ensayaba otro cambio extraño. El mejor jugador xeneize del partido, Ever Banega, dejaba su lugar al uruguayo Álvaro González. Modificación increible, pero que casi le dá frutos al técnico de Boca, debido a que el charrúa remataría muy cerca del palo de Tombolini.

El árbitro Federico Beligoy adicionaba 3 minutos que serían fatales para los auriazules. El minuto 47 fue el momento en el que Grisales terminaría con la aspiración de liderazgo solitario del conjunto xeneize. Derechazo y golazo increible, inatajable para Caranta y a otra cosa. Restan comentarios, solo reflexiones.

Boca bajó su nivel y otra vez cayó derrotado. Se viene una seguidilla de 2 partidos por semana y no hay márgen de error, ni para los jugadores ni para Russo. Hay que volver a mejorar.

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