Al Arse de Alfaro no le alcanzó con eliminar a River de la Sudamericana, sino que se cargó a Boca en el Viaducto y lo dejó con muy pocas chances de alcanzar a Lanús en la punta del campeonato. Fue 2 a 1. Los goles del local fueron convertidos, de cabeza por San Martín y Gómez, mientras que el descuento xeneize fue obra de Carlos Bueno.
La ilusión estaba en marcha, era ganarle a un Arsenal supuestamente cansado y con la cabeza en la Sudamericana y meterle un camión de presión a Lanús dos horas más tarde.
Pero no había que confiarse y creerse que iba a ser un partido fácil. El Viaducto no es un reducto en donde a Boca le haya ido muy bien anteriormente. En la era Basile, los dirigidos por Burruchaga en ese momento le habían endosado un 4 a 1 a los auriazules y en la última visita bajo la dirección de Lavolpe, si bien Boca había ganado, lo había hecho en el final con un 2 a 1 bastante fortuito.
Pero parece que las lecciones no se aprenden y se siguen cometiendo errores graves ante rivales, cuyo juego es conocido por todo el país.
Poca actitud, y mal juego en ataque y en defensa definieron el Primer Tiempo en donde quedó sentenciado el partido. En el Segundo, la actitud apareció, pero fue tarde para cambiar la historia.
Si al final de la Primera Mitad, Boca se iba abajo por 4 goles de diferencia, nadie podía objetar nada. Los xeneizes, fueron absorvidos en todos los aspectos del juego y solamente subsistieron gracias a Caranta que estuvo fenomenal en algunas oportunidades.
Sin Cardozo y sin Banega, se hacía previsible la falta de juego organizado de los de Russo. Banega venía sosteniendo a Boca los últimos partidos y ex Dt de Vélez no acertó al sustituir su creatividad por la inexpresión de Leandro Gracián.
Todo fue pálido al principio, desorganizado e impreciso. Pero para Arsenal, como de costumbre eso significa su oportunidad de ganar. Centros y más centros, cabezazos y más cabezazos hacían revolcar a Caranta. Castiglione, Mosquera, Calderón, casi todos habían tenido chances de abrir la cuenta a favor de los locales.
A los 21 minutos, el Pelado San Martín recibió un envío de Calderón, y de cabeza puso el justo 1 a 0.
El único que pareció reaccionar fue Palacio que al instante se inventó una buena jugada que culminó con un derechazo rechazado por Mario Cuenca.
Y dejando de lado esa jugada aislada, Arsenal siguió manejando el juego. La defensa y el medio hacían agua por todas partes y Calderón de cabeza chocaba contra un Caranta que seguía agrandando su figura.
Pero el segundo gol, que tanto se temía llegó sobre el final de la etapa. A los 44, el Papu Gómez, uno de los 3 jugadores más petisos del Torneo, con una palomita en solitario golpeaba muy bajo las aspiraciones xeneizes.
Las cosas iban de mal en peor, la situación luego de los primeros 45 minutos era indescriptible. Russo decidió patear el tablero y movió las piezas del medio. Vargas, Bueno y Bertolo por Ledesma, Gracián y Battaglia. Era cuestión de esperar si se podía alcanzar al menos un empate a base de ganas al menos.
Las modificaciones, imprimieron al equipo de actitud, pero no de ideas. Si bien Vargas, intento bajar la pelota, el repliegue de Arsenal condicionó a terminar en una acumulación de centros poco efectivos. Poco efectivos, porque de 14 centros a Palermo, Mosquera anticipó en los 14.
Pero el empuje estaba, y los jugadores xeneizes fueron creando chances sucias, pero por lo menos aproximaciones que no se habían tenido en la primera etapa.
Bueno de cabeza tapado por Cuenca, Palacio solo a las nubes, y Palermo nuevamente absorvido por el arquero de Arsenal, fue los más peligroso que se mostró. Todo a base de ponchazos.
Y en uno de esos a los 30 minutos, Bertolo fabricó un desborde y dejó con la chance al uruguayo Bueno, que la luchó y logró el descuento en una buena definición. Había que seguir presionando pero era imprescindible buscar caminos más claros porque Arsenal se iba a meter aún mas atras.
Los de Alfaro aguantaban y aguantaban los interminables centros. Bueno complicaba pero no podía plasmar en la red lo rebotes que quedaban sueltos en el área. Todo era desorden y el desorden terminaría con el partido.
Aunque cueste admitirlo, Boca fue uno más en este torneo irregular y de calidad casi inexistente. Y cuando parecía que al menos desde dos líneas de 4, el equipo lograba llegar airoso a la lucha por el título, Russo ante la lesión de Banega, cambió el esquema y se equivocó como tantas otras veces. Pero que esto no exonere al plantel, gran responsable de no mentalizarse de ganar en el día de hoy. ¿O acaso Russo también les dice a los jugadores que no sigan las marcas?.
A esperar que el Bicho nos de una mano, o de lo contrario a pensar como ganar en Japón, porque con estos problemas, el Pachuca va a ser un duro escollo de superar.
domingo, 25 de noviembre de 2007
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